Encontré mi vocación, encontre mi camino, encontre mi sabiduría y mi ser salvaje.... entendí como cada parte de mi vida encajaba y podía después de muchos años entender mi lugar en mi, en la tierra, en las relaciones, podía ser amor.
Lo que nunca pensé que encontraría con la formación como educadora somática fue una conexión con lo sagrado y una amplitud espiritual, una relación con lo divino.
Y sucedió, encontrando mis células, llorando mis duelos hechos coraza durante años, recibiendo y abrazando el dolor de mis órganos, tejidos, articulaciones, músculos, huesos, fluidos, voz… algo se fue abriendo y pude sanar mi fe y mi relación amorosa con las especies, la tierra, las galaxias, las religiones, lo invisible que sostiene la vida, la red interna y externa.
Por primera vez pertenecía a algo, por primera vez me quitaba las máscaras, y entonces fue tejiendome, con todo, siendo parte de la red amorosa del tejido conectivo y entendiendo mi pertenecía.
ECOSOMA
La experiencia somática como experiencia espiritual y la experiencia espiritual como experiencia vincular, a medida de la reconstrucción de las imágenes somáticas, de la conciencia de las formas y tejidos, del mapa interior, así mismo se tejío en mi la relación con ser y pertenecer a la tierra, mi relación con todo lo que vive y en relación con los ciclos de muerte- vida- muerte.
Relación de los fluidos internos con los ríos, los mares, los lagos, el petróleo virgen, el tejido conectivo presente en cada estructura de la tierra, y también la imagen del sistema nervioso, de la sinapsis con una red invisible, pero tangible que me sotierre y nos sostiene.
El equilibrio muscular y la compasión, entrar en el espacio interior, para sentirme en conexión con los planetas, con la luna y el sol, el equilibrio de mis ciclos circadianos, sutilmente, a partir de la luz, la conciencia y el recordar caminos mas fluidos y eficientes para mi ser interior.
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